domingo, 31 de octubre de 2010

Reflexiones en torno de los Lineamientos Curriculares para Programas Nacionales de Formación y el Discurso del Estado

Reflexiones en torno de los Lineamientos Curriculares para Programas Nacionales de Formación y el Discurso del Estado

Prof. Y. Campbell

En las últimas décadas el mundo ha experimentado cambios vertiginosos: la globalización de la economía y los adelantos en materia tecnológica han propiciado la era de la información, todo lo cual ha hecho que el hombre experimente nuevas condiciones socioculturales. Estas transformaciones representan un desafío para los países en materia de políticas educativas: el repensamiento de los tipos de conocimiento por transmitir en los centros educativos es asunto de obligatorio debate.

Naturalmente, hay sociedades estructuralmente más proclives al análisis, a la adopción o al establecimiento de políticas educativas favorecedoras del estrechamiento de la distancia escuela-sociedad. Otras sociedades son menos propensas al repensamiento de sus políticas educativas, o al menos a disminuir la brecha mencionada.

Es en este escenario donde cobra relevancia el currículo pues sus objetivos están dirigidos a diseñar, administrar y aplicar estrategias de enseñanza y aprendizaje que respondan a las exigencias y características de los grupos sociales a los cuales van dirigidos. Por esta razón, los gerentes educativos encargados de elaborar el currículo necesitan entender el mundo en que vivimos; además, requieren establecer relaciones entre transformaciones sociales, políticas y económicas con las instituciones y las prácticas educativas en sus diferentes contextos.

Cada país a través de las llamadas Políticas de Estado concibe un currículo destinado a formar el ciudadano que requiere el país según sea la concepción política y social del gobierno de turno. En nuestro caso particular, en Venezuela, el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria ha delineado unos Lineamientos Curriculares para Programas Nacionales de Formación (PNF). Estos PNF tienen un objetivo fundamental “La formación del nuevo ciudadano para la refundación de la República”. Significa, entonces, que la Educación Universitaria tendrá la tarea de formar un hombre con un nuevo pensamiento tanto en lo social como en lo político.

Esta nueva concepción de hombre requiere de un currículo renovado con unas cualidades específicas: formación humanista, es decir, una formación integral que considere lo ético con lo cognoscitivo; orientación hacia un trabajo interdisciplinario y no parcelado en cada área del saber; conformación de ambientes educativos que promuevan el debate de ideas; participación activa de los estudiantes; y modalidades curriculares flexibles adaptadas a las necesidades y recursos educativos disponibles. En fin, son estas unas de las características que describen a los PNF.

Todos estos planteamientos conducen a una revisión retrospectiva, pues ya Simón Rodríguez en su tiempo hacía unas consideraciones en torno a la concepción de la educación, consideraciones pertinentes todavía en nuestro tiempo al apuntar al leit motiv educativo (valga la utilización de este modismo usado en las artes liberales), es decir, a los fines últimos de cualquier sistema educativo. El maestro de Simón Bolívar proponía convertir a los habitantes de los países americanos en ciudadanos libres mediante la educación; o sea, en hombres que puedan “saber y hacer” y gozar de su ciudadanía. En hombres libres de voluntad y de pensamiento: esto es liberalismo. Una educación apropiada es la indicada para modificar a la humanidad, pero modificada para mejorar, porque “nunca se hace República con gente ignorante” (Rodríguez).

Lo que Rodríguez acota respecto de la educación popular no es sino lo que desde hace mucho tiempo algunas instancias nacionales e internacionales (UNESCO, OEI, p.e.) denominan democratización de la educación, o sea, hacer posible el acceso al sistema educativo de todos los ciudadanos, con independencia de su raza, idioma, condiciones sociales y edad (de allí lo popular, sin la malsana polisemia que el mismo término tiene, y por la cual todo el que se cree representante, dirigente político o simplemente doctor hace uso indiscriminado de él).

También Rodríguez enlaza lo educativo con lo social. Cuando menciona que es en la escuela donde comienza “la vida de las relaciones, con las cosas y con las personas” lo que señala es el valor social de la escuela en la formación del ciudadano republicano. Rodríguez logra identificar, ya en aquel tiempo, por lo menos cuatro funciones básicas de la escuela en la sociedad de hoy:

-Socialización

-Formación Ciudadana

-Formación para el trabajo

-Movilidad social

Como se puede apreciar, muchos principios que orientan a los PNF actuales ya en su tiempo fueron considerados por Simón Rodríguez. Vale, entonces, en este contexto plantearse unas interrogantes ¿Existe coherencia entre el discurso del Estado plasmado en los documentos legales y la praxis educativa en las instituciones de Educación Universitaria? ¿Realmente se está promoviendo una educación que propugna la liberación social y política de ese nuevo ciudadano? ¿El criterio de municipalidad está impulsando el desarrollo endógeno de las comunidades? ¿El eje de formación Trabajo Productivo está generando el desarrollo humano sustentable que requiere nuestro país?

Las posibles respuestas a estas preguntas nos darán una visión del estado de cosas en materia educativa en nuestro país.

1 comentario:

  1. Buenas noches, felicitaciones Yilmar excelente reflexión, es cierto lo que dices todo lo que esta plasmado en el material de PNF esta muy bonito en el papel y se oye muy bien pero realmente la práctica es otra, es triste porque que maravilloso sería si todo lo que allí se dice se llevara a cabo de verdad y existiera un compromiso con nuestra comunidad y país.

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