miércoles, 8 de diciembre de 2010

Por Héctor Florencio. El Currículo y bilingüísmo del sordo y el deficiente auditivo

Por Héctor Florencio, Martínez Pérez

INTRODUCCIÓN
La construcción de la personalidad y sus manifestaciones conductuales son, en gran parte, un fenómeno social. Para León (1.998, p.143) “Esto nos lleva a concentrar nuestra atención en las consecuencias que la interacción social tiene sobre la personalidad del individuo, puesto que, en múltiples aspectos,…se puede percibir la huella de la influencia de los demás,…del hombre como unidad personal”. Cada persona tiene su peculiar forma de entender la realidad, condicionada por sus experiencias y por sus necesidades personales, y mucho más lejos de lo que se suele creer de las dimensiones objetivas de esa realidad. El autor plantea: “desde niños se aprende a ver el mundo como lo ven los demás, se presta mayor atención a algunas situaciones o estímulos que a otros, y esto varía según los tipos de sociedad”.
Y es precisamente en esa interacción con los demás, como se establece la noción de sí mismo, el conocimiento propio, que surge de tres posibilidades: la primera se basa en que pueda comprobar que no es él como el otro; es él, igual a sí mismo y diferente a los otros. La segunda, se fundamenta en que, además, así es como es conocido y valorado (positivo o negativamente) por los demás, que lo reconocen y a quienes reconoce dentro de unas ciertas categorías. Por último, mientras que tiene una serie de afinidades con aquellos de su mismo grupo, experimenta sentimientos de competitividad frente a aquellos que están situados aparte.
Los seres humanos no actúan simplemente en los hechos sociales, sino que son ellos los que están generando sus propios mundos sociales en interacción con otros. La educación es un área donde se cultiva un ambiente especial de convivencia. Y como lo plantea Parsons (1.966, p.33) “La educación es el agente secundario principal de la socialización. En la sociedad industrial avanzada nos juzgan en términos de lo que alcanzamos y las escuelas nos preparan para esto”.
No obstante, se reconoce el atraso escolar y el deterioro en la calidad del aprendizaje y la prioridad de hoy es revertir esa situación. En tal sentido, las estrategias específicas para fortalecer el aprendizaje orientan hacia ampliar y profundizar la participación de la sociedad como un todo y su corresponsabilidad del éxito o fracaso del estudiante de los niveles educativos, desde Educación Inicial hasta la Universidad.
Desde el Siglo XV hasta los actuales momentos, la modalidad de Educación Especial ha sido excluida de la atención necesaria para favorecer un proceso de aprendizaje de la personas con necesidades educativas diferentes a las tradicionales. Una de las áreas que se presenta como apartada de esa atención es la relacionada directamente con la audición (sordera o discapacidad auditiva), lo que genera que la interacción diaria entre quienes la padecen y su entorno se vea ampliamente afectada de manera negativa. Es por eso, que en los primeros tiempos, cualquier desviación de la “norma auditiva”, se considerara como una “maldición” o “brujería”, lo que hacía que a los sujetos que padecían de dicha discapacidad se le condenaran a la muerte o al aislamiento total. Para ese entonces, al sordo y al discapacitado auditivo no se le facilitaba un proceso de aprendizaje sistemático, institucionalizado. Se consideraba a la situación de estos deficientes como una condición de invalidez e incapacidad, que al producir lástima y rechazo permitió que los mismos fueran aislados o confinados en sus casas o en hospicios. En ese mismo período, si no eran sometidos a dichas atrocidades, era porque pasaban por una educación privada, exclusiva de la lengua oral, gestual y escrita, gracias a que pertenecían a familias de la nobleza.

A pesar de todos los esfuerzos hechos desde el Ministerio de Educación, ya para los años 70, surgieron nuevas tendencias que planteaban que era importante abordar la educación del sordo desde una concepción socio-antropológica, donde éstos se integraran a la comunidad de sordos y deficientes auditivos, pero a su vez estén integrados a grupos sociales primarios y secundarios mayores (bilingüísmo intercultural) que utilizan la lengua oral y escrita como medio de comunicación necesaria, además de ser instrumento básico de apropiación de los contenidos escolares y de desempeño laboral.
Oviedo (2.006) plantea que en las 40 escuelas venezolanas públicas para niños sordos se está privilegiando la enseñanza del español escrito y hablado en desmedro de la transmisión de valores y conocimientos generales, que se pudieran complementar exclusivamente si la primera se pudiera acompañar con el uso de la lengua de señas. De continuar la práctica inicial oralista de la enseñanza del sordo, se seguirán formando escolarmente niños sordos muy por debajo de las capacidades de los niños oyentes de su misma edad.
Con dicha realidad reinante, se permitirá, continúa el autor, que los sordos no tengan ni mejores ni mayores posibilidades reales de incorporarse a la vida social en términos de igualdad. Incluso ni siquiera con la incorporación acelerada de intérpretes de LSV en espacios donde hace vida la comunidad sorda, se podría salvar esa brecha.
Un alto porcentaje de los estudiantes con discapacidad auditiva que asisten hoy a sus instituciones escolares públicas, no lograrán el manejo de las herramientas y contenidos indispensables para insertarse con éxito en el mundo del mañana, ni beneficiarse del desarrollo tecnológico, ni participar productivamente a favor de una mejor calidad de vida para sí y la sociedad, lo que redundará ampliamente en el aumento de la lista de excluidos y trabajadores con subempleos o en condiciones de pobreza.
El tema de la metodología de atención o de enseñanza del “sordo” y el discapacitado auditivo ha estado latente desde nuestros antepasados, quizás no reglamentado como ahora, pero dicha acción en las instituciones sociales ha sido un fenómeno importante, debido a que las mismas se han considerado de por vida, desde el seno de las familias. En la actualidad, la metodología bilingüística de atención al discapacitado auditivo y al sordo como generadora de conocimiento, está en el centro de la preocupación de los investigadores y de la opinión pública en general, debido a que los nuevos retos socio-económicos obligan a repensar los contenidos y con ellos la metodología de enseñanza-aprendizaje de atención especializada en esta área de atención.
A nivel de la organización curricular hay que tener en cuenta que los procesos de desarrollo y aprendizajes de los discapacitados auditivos exigen períodos de tiempo más lento y, extensos a la vez, que deberán ser tenidos en cuenta. La oferta educativa debe adecuarse a sus posibilidades y nivel de desarrollo. Es necesario recurrir a los análisis psicológico, sociológico, epistemológico y pedagógico para recabar información relevante que lleve a una mejor comprensión del aprendizaje de estas personas con necesidades educativas especiales.
Para enfrentar esos desafíos se cuenta con ensayos exitosos que señalan al bilingüísmo como el responsable de optimizar el uso de los recursos en función de sus propias necesidades y situaciones específicas, así como a través de la revalorización de su función pedagógica y del fortalecimiento de su autonomía y responsabilidad para mejorar su funcionamiento interno y obtener mejores resultados de sus estudiantes.
El bilingüísmo permite ampliamente darle la importancia que se merecen ambas lenguas, la oral y escrita y la lengua de señas, y la función que cada una cumple para satisfacer las necesidades de identidad y productividad de las personas sordas y deficientes auditivas. Además, se está favoreciendo la dinámica comunicativa de calidad que impulsa el desarrollo de habilidades cognitivas, lingüísticas, afectivas y sociales y los ubica en una condición de aprovechamiento intercultural que favorece su desarrollo integral.
Heward (2.007; p272)) comenta la importancia de la comunicación en personas que tienen un trastorno de la audición y destaca: “…estos niños pueden aprender a comunicarse con sus familiares y amigos por medio del habla, la lectura de los labios, el lenguaje de signos y otras técnicas”.
LA SITUACION EN ESTUDIO
DESCRIPCIÓN DEL CONTEXTO DEL PROBLEMA

La educación en las sociedades primitivas se caracterizaba por tener un sentido comunitario, cada colectividad le otorgaba a la educación intencionalidad acorde con las fuerzas de producción y con las necesidades políticas y sociales prevalecientes; los niños eran iniciados en los ritos y valores propios de la tribu y en las actividades de trabajo y de defensa del grupo, actividades que generaban los recursos y posibilidades de supervivencia. En consecuencia, la educación tenía un marcado carácter social, donde la familia jugaba un papel protagónico.
No obstante, cambios de tipo socio-económicos y religiosos suscitados dentro de la dinámica histórica, determinan el surgimiento de una educación sistemática, organizada y violenta, perdiendo el primitivo sentido homogéneo, integral y espontáneo propio de la inicial educación ancestral. Esta concepción se prolonga con el hombre antiguo, observándose en las civilizaciones espartanas, atenienses y romanas donde el hecho educativo se convierte en dogma para la preservación de las clases dominantes a quienes les pertenecían la riqueza y el saber, mientras que al resto de las clases sociales, el trabajo y la ignorancia.
La situación educativa se torna mucho más crítica en cuanto avanza el tiempo, así, en la Edad Media no se evidencia un intento claro de educación del niño en esta socio-cultura. De esta manera, la sociedad adulta negó la existencia de la infancia, convirtiéndola en un terreno impenetrable y no cultivable, predominando en este contexto social, la ausencia de un sentimiento de niñez.
En la Edad del Renacimiento, aproximadamente entre finales del Siglo XVI e inicios del XVII, se produjo un cambio radical con respecto a la concepción educativa del niño como reacción a la manera como se venía abordando la situación infantil en la época precedente. Este cambio ocurre básicamente, por razones de tipo religioso que pretendían rescatar al niño del violento y liberal mundo de los adultos, evidenciándose en la protección que se le impuso, con respecto a su acceso a las cuestiones sociales.
Paralelo al énfasis religioso y moral impuesto por las autoridades de la época, se hace hincapié en la creación de instituciones educativas que llevaron a plantear una nueva forma de estructura escolar, la cual guarda una gran similitud con la que actualmente prevalece.
En la medida en que ocurren estos ajustes en el medio educativo, no menos importante son las transformaciones económicas y sociales que trae consigo la revolución industrial, la cual genera un cambio radical en la familia, institución que se ve obligada a compartir la educación de los hijos con la escuela; ésta como institución, sustituye el aprendizaje que tradicionalmente se venía dando por la imitación que realizaba el niño de la vida de los adultos y pasa a ejercer la función de culturización y socialización, quedándose la familia con las tareas primarias de la educación afectiva, conductual y ética.
La educación, en todos sus niveles se caracterizó por estar cada vez más alejada de la realidad y de la vida infantil. En síntesis, si en el período medieval el niño no poseía identidad propia, en la época industrial es rescatado para ser marginado institucionalmente; su existencia se desarrolla dentro y para los conflictivos parámetros de la familia y la escuela.
En la actualidad se están generando cambios de paradigmas de aprendizaje impulsados por un proceso de globalización acelerado que afecta al contexto y a los estudiantes en general. La modalidad de Educación Especial no está exenta de las influencia de esos nuevos procesos. El sordo y el discapacitado auditivo, como parte de esta sociedad, se ven afectados por dichas modificaciones comunicacionales, lo que implica aprehender herramientas personales que le permitan el mejor de los desempeños en el ambiente donde le toque desenvolverse.
Se debe partir, tomando en cuenta el Currículo, de una concepción de la enseñanza que entienda el aprendizaje como un proceso que implique el ajuste de las condiciones iniciales de los aprendizajes y la utilización de sistemas alternativos de comunicación y de ayudas tecnológicas necesarias que incrementen las posibilidades de expresión, representación y comunicación intencional en los sordos y deficientes auditivos. Además, en el Currículo Especial se deben generar situaciones de aprendizajes que favorezcan el equilibrio afectivo y la capacidad de relaciones interpersonales y de integración e inserción socio-laboral.
La formación de este grupo minoritario deberá estar orientada a que todos los involucrados en el proceso asuman la responsabilidad del quehacer educativo; el desarrollo integral de este estudiantado requiere, no solo de un contenido programático específico, ofrecido de manera aislada, por el oralismo o por el lenguaje de señas, sino que la visión se debe dirigir hacia el bilingüísmo intercultural, además de la integración del modelaje conductual de los artífices directos e indirectos del sujeto sordo y con discapacidad auditiva integrado que se quiere para la sociedad venezolana.
Es importante destacar que para el abordaje integral del modelo bilingüe en la Educación del Sordo y del deficiente auditivo, es necesario tomar en cuenta el entorno lingüístico-gestual(o de señas) que favorezca un contacto espontáneo y permanente con su lengua materna natural. La intervención temprana debe hacer eco en la educación del nacido con deficiencias auditivas, “hipoacúsico”, o con incapacidad de oír, “sordo”. Esto permitirá aprovechar al máximo los restos auditivos particulares de cada sujeto o sencillamente aplicar la intervención a tiempo que permita la aplicación de estrategias bilingües de aprendizajes propias de la Educación de estos deficientes, que le lleve a adquirir herramientas comunicacionales que lo ayuden a una mejor integración socio-laboral.
Paralelamente a esa intervención bilingüe temprana, es importante conducirlo a la apropiación de la lengua escrita, relacionando ésta, a medida que se va avanzando en complejidad, al currículo escolar, que es lo que le permitirá una mayor y mejor integración e inclusión, primero social y, luego laboral. Estrategias todas que hacen del bilingüismo una herramienta exclusiva del Siglo XXI para ofrecerle realmente el poder sentirse útil a sí mismo y a su entorno social y laboral, evitando, disminuyendo o eliminando la dependencia y la lástima, que por tradición ejerce el entorno social sobre éstos.
Como se puede observar, y a pesar de la importancia del bilingüismo para la integración del sordo y el deficiente auditivo hasta finales de los años 90, en Venezuela, a raíz de los cambios socio-políticos impulsados por el Presidente Hugo Chávez, en la Constitución de Venezuela aprobada en 1.999, en su Artículo 81 se destaca sólo la relevancia del uso de la Lengua de Señas Venezolana (LSV) en la población sorda en nuestro país. En este sentido, el artículo en cuestión plantea:
Toda persona con discapacidad o necesidades especiales…Se les
reconoce a las personas sordas o mudas el derecho a expresarse y comunicarse a través de la Lengua de Señas Venezolana…Los medios televisivos deberán incorporar Subtítulos y traducción a la LSV, para las personas con problemas auditivos.El Estado al etiquetar a las personas con deficiencias auditivas de “mudas”, las etiqueta y subestima, lo que no contribuye a facilitar un amplio proceso de aprendizaje.
En la misma línea de investigación, pero en sentido contrario, Oviedo (2.006, p6) plantea:
En las 40 escuelas venezolanas públicas para niños sordos se está privilegiando
la enseñanza del español escrito y hablado en desmedro de la transmisión de
valores y conocimientos generales, que se pudieran complementarexclusivamente, si la primera se pudiera acompañar con el uso de la lengua deseñas. De continuar la práctica inicial oralista de la enseñanza del sordo, seseguirán formando escolarmente niños sordos muy por debajo de las capacidades de los niños oyentes de su misma edad.
Con dicha realidad reinante, se permitirá, continúa el autor, que los sordos no tengan ni mejores ni mayores posibilidades reales de incorporarse a la vida social en términos de igualdad. Incluso ni siquiera con la incorporación acelerada de intérpretes de LSV en espacios donde hace vida la comunidad sorda, se podría salvar esa brecha.
Por otro lado, Morales (2.001, p ll) plantea:
El oralismo, como filosofía en la educación de los sordos en Venezuela, no
ha permitido un avance significativo en su incorporación a todos los ámbitos de la sociedad. Se detectan distintos problemas que van desdela pobreza de conocimientos académicos y culturales, retraso de 2 o 3 años
de escolaridad con relación a los alumnos oyentes de la misma edad, número reducido de sordos que ingresan al bachillerato y a la Universidad, deserción escolar, hasta presentar índices por debajo de la normalidad en infinidad de pruebas estándares.
Personas con necesidades educativas especiales, como lo son los sordos y discapacitados educativos, se encuentran de una u otra manera excluidas, por sus padres, representantes, docentes regulares, docentes especialistas e instituciones educativas o no. Esto se demuestra en el aislamiento constante a que se les somete y a la poca atención pública y privada que se les presta.
Se necesita una actitud diferente ante esta situación y como lo plantea Esté (2.002; p18) al referirse a los desplazados del entorno educativo: “una educación orientada bajo los postulados del desarrollo de un hombre integral y armónico debe ir dirigida a socializar al niño en su condición de persona, de individuo; en fin, de ser humano”. La limitación a la que se pueda someter a estos discapacitados al ofrecerle una sola de las lenguas, lo aparta de ese contacto intercultural necesario, lo que implica las bondades de la cultura oyente y la de las personas con trastornos auditivos.
Heward (2.007; p280) destaca que la mayoría de las personas que padecen de un trastorno de audición como la sordera o la discapacidad auditiva “son capaces de desarrollar relaciones positivas con sus compañeros oyentes cuando pueden utilizar un método satisfactorio de comunicación”, aspecto que favorece ampliamente su desarrollo integral como individuo. El mismo autor (p299) cita a Folk y Schildroth, quienes revelaron en una investigación: “…el porcentaje de alumnos sordos que hablan y hacen signos al mismo tiempo (62,2%) es mucho mayor que el de los que hablan solamente (21,1%) o que sólo hacen signos (16,7%)”.
De esa manera se evita, como lo plantea Morales (2.001), al citar a Sánchez, que solo el 15% de los estudiantes sordos que ingresan al Sistema Educativo, logra ser oralizado para pasar a la escuela regular. Abrir el compás de oportunidades de aprendizaje intercultural, facilita mayores oportunidades de crecimiento emocional y cognoscitivo.
Resulta perentorio retomar el abordaje socio-antropológico, intercultural de la educación especializada para estos discapacitados, si se quiere realmente integrarlos, donde el bilingüismo ejerza su preponderancia educativa y, como lo plantea López (2.007) al referirse a los sordos españoles: “…los alumnos sordos necesitan dominar su propia lengua, así como conocer simultáneamente la lengua castellana, tanto escrita como hablada, que le ayude a adquirir los contenidos educativos del currículo ordinario…”.
Para consolidar ese modelo educativo anhelado para estos discapacitados, en este nuevo rol protagónico de las Instituciones Sociales y de los hombres y mujeres de hoy, es necesario contar, no sólo con modelos innovadores del proceso de aprendizaje de la Educación Especial, sino proporcionar herramientas psicosociales al estudiante, que le permitan estructurar una personalidad suficientemente estable que lo guíen a reforzar continuamente sus habilidades, incluidas en éstas, el manejo adecuado de su inteligencia emocional y el desarrollo de su acción autodidacta, lo que implica buenos hábitos de estudio y un buen nivel de superación, así como una autoestima positiva más permanente.
El mejoramiento de la calidad de la educación de estos estudiantes se ha convertido en un reto que se debe asumir como un deber y un compromiso general y personal, tanto del docente como de estudiantes, sin obviar la importante participación de la familia y su entorno. Para lograr los objetivos que coadyuven a su proceso de aprendizaje, y por ende, su formación integral, es de gran ayuda el estudio profundo, crítico y sistemático de las recientes propuestas educativas interculturales, no sólo del área educativa, sino desde la Pedagogía Social y de los hombres que se requieren formar, según los nuevos retos exigidos por esta sociedad de constantes y acelerados cambios.
Son los docentes y los estudiantes, sin obviar a la familia y el entorno, los principales corresponsables de la formación educativa bilingüe intercultural y del éxito en el aprendizaje. Se ha venido observando con mucha preocupación como los niveles de rendimiento han venido disminuyendo vertiginosamente en los diferentes estudiantes venezolanos sordos y con discapacidad auditiva, situación ésta, que se ve más reflejada en aquellos estudiantes de bajos recursos económicos, debido a los altos niveles de exigencias académicas. Esto por la flexibilización y criticidad del pensamiento necesarias en los aprendizajes facilitados a los mismos de manera aislada.
Produce “eco y causa ruido” en la sociedad, aquellos docentes que asumen un comportamiento “laissez faire” con los diferentes grupos de estudiantes bajo su responsabilidad y no saben o no aplicar la pedagogía bilingüe correctamente para favorecer la formación integral del estudiantado.
Por otro lado, se ha observado que en los estudiantes y representantes no se genera un verdadero compromiso ni una automotivación que les permita contrarrestar las debilidades de las que adolece el profesorado. Dicha debilidad, en los primeros radica, en la poca claridad de los objetivos que persiguen, la escasa presencia de hábitos de estudio y el poco interés por la lectura y la investigación, acciones todas que facilitan el desánimo y la disminuida actitud de éxito necesaria para triunfar cuando se aspira integrarse socialmente y formarse para un oficio o profesión determinada.
Es importante reflexionar no sólo acerca de la necesidad de generar cambios en los procesos de formación que favorezcan el aprendizaje significativo en los estudiantes sordos y con deficiencias auditivas, sino del nuevo rol protagónico que debe asumir este último, de tal manera que pueda alcanzar los nuevos retos exigidos por una sociedad que cada día toma más en cuenta a un individuo formado integralmente y con mejores habilidades sociales. Igualmente, es necesario que el docente coadyuve con todos esos procesos de formación y que además facilite la integración de la comunidad, para que de esa manera el estudiante sea corresponsable activo de la realidad de su comunidad.
De acuerdo con Coll (1.993), el análisis sociológico de la realidad educativa permite, entre otras cosas, determinar las formas culturales o contenidos, conocimientos, valores, destrezas y normas cuya asimilación es necesaria para que el estudiante pueda devenir como un miembro activo de la sociedad y agente, a su vez, de creación cultural. Para Gimeno (1.994) “Todo ello requiere un tipo de experiencias de aprendizaje, de intercambio y de actuación que conduzcan a esos nuevos modos de pensar y hacer, que son el producto de su experiencia y por ende productora de conocimiento”. En este sentido, es importante destacar los aportes teóricos de Jean Piaget en su descripción de los fenómenos del desarrollo del pensamiento. Y a decir de Millar (1.989), “esa teoría puede enseñar mucho sobre cómo piensan los niños y niñas, escuchándolos con cuidado, poniendo atención en la forma como resuelven sus situaciones diarias, porque se entiende cómo piensa”.
Vygotsky (1.978) sugiere, en su teoría sobre el desarrollo cognoscitivo (Zona de desarrollo proximal), que este tipo de desarrollo depende más de las personas a su alrededor. Él propone que el desarrollo cognoscitivo tenga lugar mediante la interacción del niño con adultos y con los niños mayores, situación que se extiende hasta las edades adultas.
Todos los aportes de los teóricos mencionados favorecen el proceso de interacción de las personas con necesidades educativas especiales, en las que se ubican los sordos y discapacitados auditivos. Es importante destacar, que para facilitar un mejor proceso de aprendizaje en éstos, el método de enseñanza bilingüe intercultural tiene todas las ventajas para favorecer ese proceso de formación integral.
Además, es de gran relevancia tomar en cuenta, no solo los aportes de la lingüística; de Ausubel, con su aprendizaje significativo y el modelaje social de A. Bandura, sino también los aportes de la Programación Neurolingüística y la estructuración de la Lengua de Señas Venezolana, si se quiere obtener el mejor de los productos humanos, un estudiante motivado y formado para afrontar todas las situaciones que la vida diaria le presenta e impone en su devenir social.
A pesar de que se han hecho varios intentos para favorecer la educación bilingüe en el país, a través de diferentes modificaciones curriculares y adaptaciones a los nuevos tiempos, aún no se ha logrado el anhelado proceso de formación integral de los estudiantes con dichas deficiencias, porque se sigue observando, cada vez más, el aumento de la deserción escolar, el aislamiento escolar y pedagógico y la mala formación del discapacitado auditivo. Además va en aumento la desmotivación de docentes y estudiantes. En ese sentido, Sabaté y Colaboradores (1.996) plantean que las adaptaciones curriculares a poner en práctica deben tomar en cuenta criterios que orienten la prioridad de los aprendizajes en estos estudiantes, a partir del análisis del Currículo Oficial.
Algunos aspectos a distinguir como prioridades son:
a)Equilibrar los niveles de exigencias que implica el desarrollo y consecución de las capacidades y contenidos con las limitaciones y posibilidades de los estudiantes.
b)Tener en cuenta el tipo y grado de ayuda y mediación que estos estudiantes requieren.
c)Considerar que los procesos psicológicos están fuertemente vinculados a lo concreto.
d)Establecer continuas relaciones entre los objetivos y contenidos y el tiempo a invertir para su adecuado desarrollo y aprendizaje.
e)Tomar en consideración la relevancia psicológica y social de los contenidos.
f)Compatibilizar el equilibrio entre las distintas capacidades a desarrollar con la priorización de algunas de ellas.
g)Tener en cuenta las necesidades y características de todos los estudiantes a la hora de seleccionar y explicitar los objetivos y contenidos.
Atendiendo a lo antes expuesto el presente aporte teórico desea responder a las siguientes interrogantes: ¿Puede el bilingüísmo, como modelo de aprendizaje del sordo y del deficiente auditivo, favorecer su integración intercultural en todos los ámbitos de la sociedad?; ¿La atención del sordo y del discapacitado auditivo, aumentará con el conocimiento por parte de los docentes especialistas, de los verdaderos beneficios del bilingüísmo?; ¿La cotidianidad lingüística del sordo y el discapacitado auditivo venezolano se verá favorecida en la medida en que se dé a conocer a este grupo minoritario a la población oyente de nuestro país?; ¿Si el gobierno nacional, a través de su normativa legal, apoya realmente el bilingüismo, y no solamente la Lengua de Señas Venezolana, como lo ha hecho en los últimos años a nivel de integración laboral, dicho proceso de aprendizaje intercultural aumentará su cobertura en el país?.

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