sábado, 13 de noviembre de 2010

Currículo y sociedad del conocimiento.

Reflexión N° 5
Y. Campbell

Una vía transitable para enfrentar con éxito los desafíos mundiales que viven todas las sociedades producto de la era del conocimiento, de la globalización, de los adelantos a nivel tecnológico es la educación. Así lo plantea Magni (s/f) “Los pueblos que no prioricen la educación, inexorablemente quedarán sumergidos en la miseria material y espiritual que es la peor de las miserias” (p.4). Esta preocupación en materia educativa no es trivial, pues la calidad de la educación asegura el futuro y el progreso de un país, gracias a la formación, con compromiso ético, de personas que buscan su autorrealización.
El Estado debe ser el encargado de asegurar una educación de primera a los ciudadanos de un país. En la medida en que él invierte en materia educativa, en esa misma medida los hombres alcanzarán un desarrollo pleno en lo individual, en lo social, en lo económico y en lo político, todo lo cual se traduce en una mejor calidad de vida.
Sin embargo, un análisis general de las perspectivas educativas en Latinoamérica evidencia grandes falencias en la gestión gubernamental para lograr la difusión y el pleno desarrollo del conocimiento. Esta problemática se traduce en profundas desigualdades sociales, y en el aumento desmesurado de grandes índices de inseguridad y de pobreza (Klikgsberg, 2006). La inversión en materia educativa es muy pobre, y esto se refleja en, por ejemplo, las precarias condiciones de infraestructura, en la ausencia de una plataforma tecnológica de punta, en los bajos sueldos de los docentes y en la poca generación de conocimientos de nuestras universidades. Ésta pudiera ser entonces la principal causa del subdesarrollo que vive actualmente la región.
Con este panorama descrito podemos preguntar entonces ¿Cuáles podrían ser las alternativas de solución para optimizar los procesos educativos? ¿Cuáles son las vías más expeditas para generar y transformar conocimientos en los centros educativos del país? Algunos investigadores y estudiosos en materia educativa han planteado la necesidad de asumir una nueva racionalidad: la de la complejidad (Morin, 1999). Ésta, concibe el conocimiento como un proceso multidimensional en el cual participan aspectos que tienen que ver con lo biológico, lo cerebral, lo espiritual, lo lógico, lo lingüístico, lo cultural, lo social y lo histórico.
Para Morin sólo existe una forma de construir el conocimiento y es reformando el pensamiento: este es el gran reto que debe asumir la educación del futuro. La realidad debe asumirse de manera global y compleja donde todos los elementos son interdependientes y están relacionados, hay al mismo tiempo unidad y multiplicidad. Por tal motivo es necesario abordar el conocimiento desde la interdisciplinariedad y de la transdisciplinariedad para articular los saberes y evitar la parcialización y fragmentación de áreas de conocimiento.
No se entiende, entonces, el conocimiento como un producto acabado sino como un proceso dinámico e inacabado, en constante construcción. Este nuevo pensamiento se diferencia de la epistemología tradicional, la cual asume el conocimiento sólo desde el punto de vista cognitivo, exclusivamente dependiente de las capacidades cerebrales del sujeto cognoscente.
Cada momento histórico demanda una nueva forma de entender la escuela, porque existen nuevos exigencias sociales, y esto plantea una manera de entender y gerenciar el conocimiento. Cabe destacar que en la actualidad hay formas innovadoras de crear y difundir el saber gracias al creciente desarrollo y uso de las tecnologías computacionales en, por ejemplo, la educación virtual, la cual trasciende la cultura de lo impreso y fomenta la interacción mediante diversas tecnologías. De esta manera se ha entrado y difundido masivamente la llamada era del conocimiento, lo cual reclama cambios sustanciales en materia educativa, empezando por el diseño de un nuevo currículo.

El diseño, administración y evaluación de este currículo requiere de reformas profundas a tres niveles: El primer nivel tiene que ver con los contenidos de ese currículo; el segundo está relacionado con el aspecto administrativo, que depende de la gerencia educativa en cada centro de enseñanza; y el tercer y último nivel apuntala a las concepciones, actitudes y estrategias de los profesores y alumnos. Debe existir un trabajo coordinado entre estos tres factores, de lo contrario el currículo será nulo, pues no logrará el cometido para el cual fue diseñado.

Finalmente, estas reformas educativas estarán dirigidas a formar y desarrollar competencias que les permitan a los estudiantes seguir aprendiendo a lo largo de su vida.

Siendo este el escenario real cabe preguntarse ¿Cuál es el estado del arte en materia educativa en Venezuela? ¿Estamos asumiendo los cambios que demanda la sociedad del conocimiento? ¿Cuál es realmente el currículo que estamos desarrollando en el país? ¿Estamos preparados para asumir los nuevos retos del siglo XXI?
Referencias
Klikgsberg, B. (2006). Apostar por la educación. Disponible en:
http://www.eluniversal.com/2006/08/16/opi_12173_art_16591E.shtml
[Consulta: 2010, noviembre 14].

Magni Sivano, R. Rol docente en el tercer milenio. Disponible en: http://www.educar.org/articulos/roldocente.asp
[Consulta: 2010, noviembre 13]

Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Francia: UNESCO

2 comentarios:

  1. Marisol Rodríguez comenta: Sin investigación no progresa la educación."Venezuela es invisible en las reuniones científicas internacionales". La fuga de talentos por el irrespeto a la trayectoria de los científicos y académicos es preocupante.Cuando hablamos sobre inter y transdisciplinariedad es indudable que se nos vaya el pensamiento hacia una educación madura, flexible, compleja, global y en consonacia con el desarrollo del país y del planeta, pero para inscribirse en este desafío es necesario que tanto el estado como hacedor de normas y reglamentos y los investigadores involucrados en el aréa educativa construyan investigaciones para mejorar y fortalecer la educación. Pero vemos una vez más como el estado atropella a los científicos más calificados con que cuenta la patria, descalificando a los PPI y a sus investigaciones. Entonces ¿cómo llegar a la inter y transdisciplinariedad si el estado impide el paso por la multidisciplinariedad?

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  2. En respuesta a la interrogante planteada por Yraima "¿Estamos asumiendo los cambios que demanda la sociedad del conocimiento?" lo más seguro es que no, por cuanto que al Estado le interesa más armarse para el combate imaginario que preparar a sus ciudadanos para combatir la pobreza mental.Un país que no invierte lo suficiente en el aspecto educativo no podrá esperar que su población alcance el nivel que le permita elevar su conciencia ciudadana.Por SS

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