domingo, 7 de noviembre de 2010

Enfoques teóricos del currículo

Reflexión N° 3.
Prof. Yilmar Campbell
La esencia de la naturaleza humana se manifiesta en su capacidad para aprender, bien sea de forma natural o bien de forma sistemática. En los contextos cotidianos de la vida el hombre está constantemente interactuando con su medio y con sus congéneres. El éxito de su desempeño tanto a nivel individual como a nivel social está garantizado por sus potencialidades para aprender de sus experiencias. No en vano la Escuela como institución social busca sistematizar el conocimiento a través de la educación. Por esta razón, las autoridades educacionales -directivos, docentes, personal administrativo y obrero del sector educación, alumnos, padres y representantes, gremios- están obligados a ubicar a la escuela a la vanguardia de las instituciones sociales, porque ella es la encargada de formar mejores ciudadanos preparados para enfrentar los retos de este nuevo milenio como lo son los cambios acelerados a nivel científico, tecnológico, social y económico (Rodríguez y Polo, 2009: 11).
¿Cómo logra la Escuela materializar una educación de “calidad”, es decir, que responda a las necesidades históricas, sociales y culturales del momento? Lo hace en primera instancia a través del diseño curricular, entendido como una intención, expresada en un documento escrito. Se constituye éste en un plan, un programa; es decir, es una anticipación, sobre qué, cómo y para qué enseñar; además de, qué, cómo y cuándo evaluar (Stenhouse, 1987 citado en Rodríguez y Polo 2009: 22). Su propósito esencial es direccionar la práctica educativa. El diseño curricular se ve concretizado en el currículo, el cual comprende las actividades y relaciones desarrolladas en las instituciones escolares. Éstas, a su vez, son guiadas por los docentes y su propósito es la formación de los estudiantes. Para tal fin las actividades curriculares deben trascender lo meramente cognitivo y apuntalar a la transmisión de valores éticos superiores que identifican al ser humano.
Cuando se habla del diseño de un currículo hay que atender aspectos relevantes que forman parte de sus fundamentos teóricos; de allí surgen las diferencias en las concepciones teóricas según los grupos sociales y momento histórico determinantes.
Los fundamentos que soportan el currículo comprenden aspectos a nivel legal, filosófico, epistemológico, sociológico, psicológico, y pedagógico. Analicemos en qué consiste cada uno de ellos.
Los fundamentos legales de un currículo se refieren a las normas que sustentan el diseño curricular. En Venezuela estas bases legales se encuentran establecidas en diferentes documentos, por ejemplo en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, la Ley Orgánica de Educación de 1980, entre otros. Señalan Rodríguez y Polo (2009) “La Constitución es importante porque indica los fines y principios más generales del sistema educativo, además presenta el modelo de país y nación al que aspiramos…” (p.45).

Los fundamentos filosóficos: son los que orientan el tipo de hombre que una sociedad desea formar. Debe considerar que el ser humano está condicionado por relaciones sociales, culturales e históricas. En este sentido, estos fundamentos determinan cuál debe ser la orientación curricular más idónea para el contexto socio-cultural y el momento histórico que demanda la sociedad. En nuestro país, por ejemplo, se necesita con urgencia formar buenos y mejores ciudadanos, profesionales con una actitud crítica frente a la vida, capaces de transformar los conocimientos recibidos. El fin último del currículo gira en torno del beneficio de los individuos y de la sociedad, de allí que su concepción esté sustentada en una visión filosófica.

Fundamentos epistemológicos: son fundamentales porque delimitan la concepción de conocimiento, de saber, de ciencia y de investigación científica que demanda la sociedad, según sea el momento histórico imperante. También el papel que este conocimiento desempeña en el desarrollo de la sociedad.

Fundamentos sociológicos: permiten comprender el entorno social y al comprenderlo se tienen elementos adecuados para el desarrollo del currículo. La naturaleza misma de la sociedad ejerce una influencia decisiva a la hora de establecer el currículo: sociedades más o menos flexibles en su dinámica interaccional manifiestan grados disímiles en las presiones hechas al currículo: el peso de los aspectos más apreciados por una sociedad con seguridad moldea la conformación del diseño curricular.

Fundamentos psicológicos: proporcionan el conocimiento necesario para que los educadores conozcan las teorías que dan primacía al aprendizaje. Entre ellas la cognoscitiva, la conductista, la constructivista. Cada teoría ofrece un modelo explicativo de cómo el sujeto logra apropiarse del conocimiento científico, razón de ser de toda institución educativa. Vivimos en un mundo de cambios, algunos de ellos muy perceptibles, otros no tanto: la tecnología, por ejemplo, nos ofrece un panorama que, analizado transversalmente, da cuenta de la velocidad de los cambios en los modos de transmitir, recopilar o archivar la información, lo cual da cuenta de la constante evolución del conocimiento: hoy día se conoce más acerca de la vida en general (o sea, del mundo circundante) pero también se conoce más acerca del hombre.
Las vertiginosas transformaciones en los procesos tecnológicos a los que hacemos referencia demandan, por un lado, una visión educativa con capacidad para enfrentar la gran diversidad de situaciones generadoras de nuevos tipos de interrelación en cuestiones formativas, sociales y económicas; pero por otro lado, el conocimiento más profundo e integral que se tiene actualmente de la naturaleza humana posibilita un acercamiento educativo distinto y más cercano a las potencialidades de aprendizaje del hombre. En este sentido, un currículo educativo debe sustentar el conocimiento que se tiene de la naturaleza humana: puestos a contraluz, por ejemplo, un modelo curricular basado en el soporte conductista difiere extremadamente de un modelo curricular fundamentado en nociones cognitivistas.

Fundamentos pedagógicos: Describen los principios y características del modelo pedagógico que se pretende implementar en un currículo. Proporciona orientaciones para la organización del proceso enseñanza aprendizaje. Estos fundamentos pedagógicos deben lograr la calidad educativa y la equidad social. La equidad implica darle a cada quien lo que necesita, distribuir de manera equitativa los bienes de la nación. Esto disminuiría la desigualdad económica, cultural o social de los venezolanos. Para lograr esta aspiración se necesita una educación de calidad, sobre todo en los sectores más deprimidos de nuestro país.

Todos los fundamentos descritos han orientado a lo largo de la historia de la humanidad las diferentes concepciones curriculares: desde aquéllos que ponderan una visión eminentemente racional del hecho educativo, en el que prevalece la conducta observable guiada por objetivos alcanzables, pasando por aquellas visiones que ponderan los contenidos programáticos, como los movimientos conceptualistas, los cuales enfatizan el qué y el cómo educativo. Otra visión más contemporánea es la del enfoque crítico, para quien el currículo es una construcción social. Este enfoque se centra más en la comprensión del currículo que en la elaboración de propuestas pedagógicas. Kemmis, señala que “la teoría crítica trata el tema de la relación de la sociedad y la educación y las cuestiones específicas de cómo la escolarización sirve a los intereses del estado y de cómo la escolarización y el currículo determinan ciertos valores sociales…” (p. 14) (disponible en: www.idóneos.com)

1 comentario:

  1. ¿Sabes Yilmar?. Siento que nos estamos quedando en lo teórico y no nos estamos permitiendo el desarrollo integral contextualizado de estudiantes y docentes.

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